Terror y miseria del Tercer Reich by Bertolt Brecht

Terror y miseria del Tercer Reich by Bertolt Brecht

autor:Bertolt Brecht [Brecht, Bertolt]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Teatro, Drama
editor: ePubLibre
publicado: 1937-12-31T16:00:00+00:00


10

EL CHIVATO

Ahí llegan ya los maestros

Que deben mostrarse diestros

Marcando muy bien el paso

Cada alumno es un chivato

Que viene a pasar el rato

Pero le hacen mucho caso.

Y luego ese niño tierno

Salido del mismo infierno

Lleva al esbirro a su hogar.

Señala al progenitor

Diciendo que es un traidor

Y a la cárcel va a parar.

Colonia, 1935. Una tarde de domingo lluviosa. El marido, la mujer y el niño, después de comer. Entra la muchacha.

LA CRIADA: El señor y la señora Klimbtsch preguntan si los señores están en casa.

EL MARIDO, ásperamente: No.

Sale la muchacha.

LA MUJER: Hubieras debido ponerte al teléfono. Saben que no es posible que hayamos salido.

EL MARIDO: ¿Por qué no es posible que hayamos salido?

LA MUJER: Porque está lloviendo.

EL MARIDO: Eso no es una razón.

LA MUJER: ¿Adónde íbamos a ir? Es lo primero que se preguntarán.

EL MARIDO: Hay muchísimos sitios.

LA MUJER: Entonces, ¿por qué no salimos?

EL MARIDO: ¿Adónde vamos a ir?

LA MUJER: Si por lo menos no lloviera…

EL MARIDO: ¿Y adonde iríamos si no lloviera?

LA MUJER: Antes, por lo menos, se podía visitar a alguien.

Pausa.

Ha sido un error que no hayas cogido el teléfono. Ahora sabrán que no queremos recibirlos.

EL MARIDO: ¿Y qué si lo saben?

LA MUJER: Resulta desagradable hacerles el vacío ahora cuando precisamente todo el mundo les hace el vacío.

EL MARIDO: No les estamos haciendo el vacío.

LA MUJER: Entonces, ¿por qué no quieres que vengan?

EL MARIDO: Porque ese Klimbtsch me aburre a muerte.

LA MUJER: Antes no te aburría.

EL MARIDO: ¡Antes! ¡Me pones nervioso con esos «antes»!

LA MUJER: En cualquier caso, antes no habrías cortado con él porque la inspección de enseñanza le hubiera instruido un expediente.

EL MARIDO: ¿Quieres decir que soy un cobarde?

Pausa.

Entonces llámalos y diles que acabamos de volver por la lluvia.

La mujer sigue sentada.

LA MUJER: ¿Les decimos a los Lemke si quieren venir?

EL MARIDO: ¿Para que vuelvan a decirnos que no nos preocupamos lo suficiente de la defensa antiaérea?

LA MUJER, al niño: ¡Klaus-Heinrich, deja en paz la radio!

El niño se pone a leer periódicos.

EL MARIDO: Es una calamidad que hoy llueva. Pero no se puede vivir en un país en que es una calamidad que llueva.

LA MUJER: ¿Te parece sensato decir cosas así?

EL MARIDO: Entre estas cuatro paredes puedo decir lo que me parezca. No permitiré que en mi propia casa me impidan…

Se interrumpe. Entra la muchacha con el servicio de café. Guardan silencio mientras ella está allí.

EL MARIDO: ¿Por qué tenemos que tener una criada cuyo padre es el vigilante de la manzana?

LA MUJER: Creo que de eso hemos hablado ya bastante. Lo último que dijiste fue que tenía sus ventajas.

EL MARIDO: ¡Cuántas cosas he dicho! Dile algo así a tu madre y ya verás el lío en que nos metemos.

LA MUJER: Lo que yo le diga a mi madre…

Entra la criada con el café.

Déjelo, Erna. Puede irse que ya me encargo yo.

LA CRIADA: Gracias, señora. Sale.

EL NIÑO, señalando el periódico: ¿Todos los curas hacen eso, papá?

EL MARIDO: ¿El qué?

EL NIÑO: Lo que dice aquí.

EL MARIDO: ¿Pero qué estás leyendo? Le quita el periódico de las manos.

EL NIÑO: Nuestro jefe de grupo dice que lo que dice ese diario lo podemos saber todos.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.